La almendra, es un alimento que debería ser imprescindible, nos aportan gran cantidad de beneficios para nuestra salud. Entre otros, nos recargan de energía, muy importante para niños, adolescentes y deportistas, un gran aporte de calcio diario, muy beneficioso para todos y en especial para mayores, ya que ayuda a prevenir la fragilidad ósea y la osteoporosis. es un gran antioxidante gracias al aporte de la vitamina E, por todo esto y por su gran sabor, no debería faltar nunca en nuestra dieta diaria.

En el mercado, la podemos encontrar crudas o tostadas, enteras o peladas, fileteadas, en cubitos crudos o tostados y molidas, una gran variedad para poder elegir en cada momento. En esta ocasión he comprado las enteras crudas para tostarlas.

En una sartén ponemos una cucharadita pequeña de aceite de oliva, con el fuego muy bajo, le incorporamos las almendras y las empiezo a tostar. Muy importante, no hay que parar de mover y el fuego muy bajo. El color tostado tiene que aparecer poco a poco, si vemos que el centro de la almendra sube muy rápido el color, es que tenemos el fuego muy alto, en este caso lo bajaremos, también podemos compensar el calor elevando la sartén del fuego.

Cuando ya estén doradas por todos los lados, las pasaremos a un plato, con muchísimo cuidado que queman una barbaridad y las ponemos un poco de sal.

Ya están listas para un aperitivo, también en algunos guisos o postres nos van a pedir almendras tostadas o fritas. Para mi gusto, están más ricas las que hacemos nosotros que las que venden ya tostadas. Probarlas, son muy sencillas de hacer y sólo necesitamos un poco de paciencia para hacerlas muy despacio.

Tragaldabas !Buen provecho¡

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